Destinos ocultos (Amores a destiempo 2) by Claudia Cardozo

Destinos ocultos (Amores a destiempo 2) by Claudia Cardozo

autor:Claudia Cardozo
La lengua: spa
Format: epub
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2022-06-12T23:26:57+00:00


Capítulo 11

Seline tomó una larga bocanada de aire y se llevó las manos al rostro. El aire de la noche le ayudó a calmar sus nervios alterados, pero algo le dijo que no dejaría de temblar en mucho tiempo.

—¿Estás bien?

La pregunta de West resonó con suavidad y ella asintió varias veces.

—Sí. Solo necesito un momento más —indicó ella, alzando la mirada para dar un vistazo alrededor—. ¿Dónde estamos?

—No tengo idea.

Seline no dudaba de que así fuera. Lo cierto era que ella tampoco podía reconocer el lugar en que se hallaban, aunque tampoco era tan difícil hacerse una idea de dónde podría ser; no habían abandonado la mansión de sir Richard.

West no le dio tiempo ni de preguntar hacia dónde iban cuando tiró de ella para alejarla del salón ni después, cuando se separaron de la pequeña multitud que se agolpaba en dirección a la salida. Él había cruzado un corredor y luego otro sin pausa hasta que terminaron en esa estancia circular al final de un pasillo que por suerte se hallaba con la puerta entornada.

Ahora, al mirarla con atención y estudiar las altas estanterías y el escritorio de sólida madera en el centro de la estancia, dedujo de qué se trataba.

—Debe de ser la biblioteca, o el despacho del barón —indicó ella en tono bajo.

—No me digas. Pensé que era una pesadilla.

West señaló con el mentón en un gesto de desagrado en dirección a la pared sobre la chimenea donde varias cabezas de animales disecados parecían mirarlos con sus ojillos inmóviles.

—Nunca me ha gustado la caza —susurró ella con los labios apretados.

—Ya somos dos.

Seline asintió y se dirigió a la ventana para abrir del todo la hoja y permitir que el aire entrara con mayor libertad. Cualquiera pensaría que luego de su aventura de hacía unos minutos sentiría algo de desconfianza de exponerse a los embates de la naturaleza, pero lo cierto era que lo necesitaba y no veía dada de peligroso en ello. Lo otro, en cambio…

—¿Tienes una idea de qué demonios ha podido ser eso?

La pregunta de West la tomó un poco desprevenida y al mirar sobre su hombro reparó en que se hallaba cerca; estaba a su izquierda ante el escritorio que suponían del barón. Una ruma de papeles se hallaba desperdigado sobre la superficie.

—No sabría decírselo —indicó ella apartándose de la ventana por precaución; era consciente de que no debían encontrarse allí—. Jamás había visto algo así excepto por la noche de su aparición.

—¿Quieres decir que en las sesiones de Ginie no se ven esos efectos especiales?

—No entiendo…

—No me hagas caso, es una tontería; creo que todavía estoy un poco nervioso. —West esbozó una media sonrisa y alzó una ceja—. La última vez que vi algo así fue en el remake de Poltergeist.

Seline se encogió de hombros y le dirigió una mirada resignada.

—Supongo que también debería pasar eso por alto —comentó ella.

—Por favor.

Ninguno dijo nada de inmediato; la mirada de Seline se detuvo en un retrato sobre la chimenea y lo observó con curiosidad. Se trataba de un caballero que no podía ser sino un antepasado del barón.



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